miércoles, 21 de octubre de 2009

4 octubre, Día 13: Alto del Poio - Portomarín

Distancia recorrida: 68.5 km


Durante la noche, ya oí lluvia suav
e un par de veces, pero dormimos muy bien, hasta pasadas las 7am.

Bajando el Alto do Poio, bien forrados para la lluvia

Estaba con neblina y lloviznando, así que nos metim
os a desayunar con calma y las 9, luego de un chubasco, nos despedimos de Remedios y, con todo bien forrado - nosotros incluídos - empezamos a bajar por la carretera hasta Triacastela.

Miguel en Triacastela

De allí, tomamos la variante hacia Samos, donde llegamos a las 10 pasadas (prácticamente todo cuesta abajo) y el monasterio tenía una única visita a las 12:45, después de la misa. Nos metimos a un bar a tomar un chocolate caliente, luego fuimos a visitar la Capilla del Ciprés (año 980), donde la muchacha del albergue ofreció venir a hacernos la explicación.

Río Oribio

Capilla del Ciprés, Samos

Para entonces, ya era hora de la misa, así que ahí fuimos. Celebrada por como seis curas. Luego fuimos a la visita guiada por un monje benedictino joven (uno de los trece que hay en el monasterio).

Monasterio Benedictino de San Julián, Samos

El monasterio se ha quemado dos veces, una ve
z por la explosión de una "licorería", así que nos llamó la atención que ahora tengan una gasolinera en un costado!!

Visita a Monasterio, Samos

Fuimos saliendo a las 2pm, por carretera, hacia S
arria; la tarde seguía nublada. Por el camino, íbamos oyendo una combinación de truenos y bombetas, pues por Lugo, varios pueblos estaban celebrando San Froilán. En Sarria, paramos en una pastelería donde nos comimos un bocadillo con un café. Salimos y ya fue cuesta arriba por la carretera, pasando lecherías, chancheras, milpas (que usan más que nada para alimento de ganado).

Camino a Portomarín

La ruta por carretera es como 6km más larga, pero los paisajes muy verdes y lindos. En un punto, Oscar paró a ponerse el pantalón de lluvia y nosotros seguimos para que a los 600 metros nos tocara correr a hacer lo mismo, pues estaba empezando a llover. Resultó ser sólo una llovizna que paró al empezar a bajar y ahí Oscar dijo que el freno trasero de su bici no frenaba. Lo revisamos y estaba bien gastado. Lo ajustaron y seguimos bajando hasta pasar el puente sobre el río Loio y de allí, ya vimos el área del embalse de Belesar, del río Miño (casi vacío en esta época), cruzamos otro puente y ya fue un cuestón para subir al pueblo de Portomarín (reubicado en ese lugar en 1962 por la construcción del embalse).

Embalse de Belesar, Portomarín

Buscando el albergue de Ferramenteiros, paramos en el super, que estaba abierto aún siendo domingo; allí nos encontramos a los italianos, que estaban quedándose en otro albergue donde sólo quedaban cuatro plazas. Decidimos ir a probar suerte a Ferramenteiro y resultó ser un lugar nuevo (abierto en 2005), casi vacío, super cómodo, con un gran espacio cerrado dedicado a guardar bicis, amplia cocina y hasta una sala con tele y Canal Plus (un servicio de cable) para ver el partido de fútbol que Oscar quería.

Albergue Ferramenteiro, Portomarín

Nos duchamos, pusimos ropa a lavar (muy necesario!), la guindamos en un amplia área techada para ello y nos fuimos a comer. Preguntamos a un señor del pueblo que nos recomendara una "pulpería" (donde venden pulpo, no confites) y nos mandó donde Pérez, pero claro, no eran ni las siete y no estaba abierto, así que dimos una vuelta por la plaza de la iglesia, que fue reubicada piedra por piedra numerada de donde estaba, en lo que ahora es el embalse.

Llegamos a la Pulpería Pérez de primeros clientes y ordenamos el Menú del Peregrino: Oscar pidió cayos, nosotros caldo gallego, vino blanco Albariño (uva gallega) y luego pulpo, que vino con papas, delicioso todo y para terminar, por si
nos quedaba algo de campo, queso con jalea de membrillo. Acabamos repletos y super satisfechos!

Iglesia de San Nicolás, trasladada piedra por piedra, Portomarín

Bajamos al super, compramos algo para desayunar en el albergue y una botella de tinto "Mecía" (otra uva gallega). Llegamos al albergue a tiempo para ver el partido Real Madrid - Sevilla, con la intermitente participación de Diana, la hospitalera, que es seguidora del Barca, así que acabó muy contenta con el resultado final. Durante la noche estuvo lloviendo.

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