jueves, 16 de julio de 2009

Mudanza, segunda parte

Lunes, siguieron las vueltas del apartamento: desde viernes habíamos dicho que sí nos interesaba alquilar el del tercer piso, entonces el tipo dijo que había la posibilidad de uno en el quinto piso, que el lunes nos decía (quedó de llamarnos “a media mañana”... a las doce...). Lunes, que ni el quinto ni el tercero estaban disponibles, que sólo el segundo. Bueno, que nos interesa ése, entonces, que necesita prueba de solvencia pero que ya es hora de almuerzo y lo veamos a las seis de la tarde en la oficina. A esa hora, se lo llevamos. Entonces, que tenía que enviar la información a la oficina central (este edificio es de un banco y esta inmobiliaria lo administra). Ah! Pero no habíamos decidido que número de parqueo y bodeguita queríamos... Bueno, pues no tiene un plano y lo decidimos de una puta vez!!!!!

Igual, ya con
esos datos, que nos llamaba al día siguiente. Martes, que necesitaban un depósito primero y finalmente, miércoles en la tarde tuvo el contrato listo.

Sala

Mientras tanto, ya habíamos comprado refri y lavadora y pedimos que nos las entregaran el viernes.
Ya con el contrato y un aterro de permisos y otros papeles, empezamos a hacer las vueltas para que conectaran luz, agua y gas, pues por ser edificio nuevo, había que hacer cada uno, además del teléfono.

Dormitorio

El jueves, a mediodía (el n
uestro), tomamos un bus a Ikea (que queda en las afueras de la ciudad, cerca del aeropuerto) y compramos camas, estantes y hasta bombillos y sockets, pues lo entregan sin nada de luces ni lámparas. Allí mismo, alquilamos una furgoneta, la cargamos y salimos para el hostal, donde bajamos todo menos las bicis y una muda y nos vinimos al apartamento.

Cuarto de estudio (visitas)

Subimos todo, nos comimos un sánguche y nos fuimos a la bodega que habíamos alquilado , para sacar las cajas y pasarlas a la bodeguita que viene con el apartamento (que es del tamaño del closet de Mariamalia). A las nueve “de la tarde”, devolvimos la furgoneta y tomamos el bus de vuelta al centro.

Cocina

Viernes por la mañana, llamaron para avisar que ya estaban conectando el agua, que era lo más urgente. Nos vinimos al apartamento en las bicis y empezamos por armar las camas y barnizarlas. Compramos el barniz, pensando en la pintura tradicional con olor fuerte, necesitando aguarrás, etc., pero desde que estuve en esas labores a bordo de Quest hasta ahora, nos encontramos con un barniz casi sin olor, que se limpia con agua, es como un atol cremoso que se distribuye fácilmente y seca rapidísimo. Una maravilla!

Barnizando


Miguel armó un estante en la sala y vio que había comprado los estabilizadores equivocados y además, había olvidado los conectores para poder poner los sockets.
Muy puntualmente, trajeron la lavadora, pero la refri nada que aparecía, hasta que llamaron a avisar que había un retraso y no sería hasta sábado. Nuestra primer noche “acampando” en el apartamento, hicimos la comida con la cocina de alcohol y como estos días hay luz hasta casi las diez, no fue problema estar sin luz.

Cocinando estilo camping

Sábado, trajeron la refri junto con cien latas de gaseosas... (han resultado útiles como bases para barnizar las tablas de los estantes). Decidimos hacer expedición en bici a Ikea y otro almacén – estrenamos unos espejitos retrovisores en los cascos que son muy prácticos.

En ambos lugares, yo me quedé afuera con las bicis, mientras Miguel iba a cambiar y comprar.
En Ikea, me entretuve viendo gente batallando para meter un montón de cosas en un carrito y en el otro almacén, paramos al lado de una venta de comidas, donde apenas parqueamos las bicis, nos ofrecieron un vasito de gazpacho frío riquísimo, luego una pruebita de ternera en salsa de cerveza y luego, como todavía no tenían mucho movimiento, salieron a ver las bicis.

Uno resultó ser de origen colombiano y el otro, español, ya hizo el Camino de Santiago caminando y ahora lo quiere hacer en bici y luego a caballo.
Como a la ida nos tocó pasar un puente con mucho tráfico sobre el río Guadalhorce, les pregunté por una ruta alternativa y recomendaron un camino que va a la orilla del río y el aeropuerto y luego pasar el río por un paso a nivel.

Por allí nos fuimos y vimos a gente pescando, otros en un coche de caballos, había caballos pastando y hasta una golondrina cayó al lado nuestro y la pasamos a la sombra.

El paso a nivel lo están usando camiones que están jalando material para el aeropuerto y tenía como 15 cm de agua y lo pasamos sin problema. De allí, fue rapidito volver a la casa, pasando por un super para comprar algo de comer.

Miguel se quedó fuera y esta vez fue un empleado del super el que se le acercó a hablarle de las bicis.
En la bodeguita sí hay electricidad, así que pusimos un socket y un tomacorriente para poder cargar teléfono y computadoras mientras nos ponen la electricidad, que espero que sea de aquí al martes.

Listo para primer cena en el apartamento

Qué es eso de las bicis plegables?

Miguel observó con mucha razón que tal vez algunas personas están algo perdidas con el cuento de que "metemos las bicis en sus bolsas", etc., así que hago esta entrada para enseñarles cómo funciona el sistema:


Primero, aquí pueden ver la bici "embolsada"; es del tamaño de una valija grande y pesa como 15kg; no es exactamente cómodo para llevar al hombro por una larga distancia, pero cumple con el requerimiento de no parecer una bicicleta, sino una valija, cosa muy importante a la hora de montarse a un autobús, tren o entrar a un hotel.


Además, como en el caso del hostal en que estuvimos en Málaga centro, así empacadas ocupan mucho menos espacio y hasta las pudimos meter (una a la vez) en el pequeñísimo ascensor que había.


La bici está doblada y le hemos quitado la rueda delantera.


Entonces, lo primero que hacemos es "desdoblarla" y asegurar el cierre (no se nos vaya a doblar mientras bajamos una cuesta!!).



Luego, se pone la rueda delantera, se ajustan los frenos y estamos listos!


La operación no toma más de 5-10 minutos y les aseguro que es muchísimo más fácil que entrar con "Quest" a una marina o aún anclarlo!!

Fin de semana

El primer sábado de julio, decidimos ser turistas: salimos a correr por la playa en la mañana y luego hicimos una caminata “autoguiada” por algunas partes del centro histórico, incluyendo un museo del vino Málaga, el cual tiene una exhibición muy bien montada, con detalles históricos y luego del cultivo de la uva y la fabricación del vino.


Esto me hizo recordar uno de mis libros favoritos de mi niñez, de la serie educativa Anaya y también, más recientemente, la novela “La Bodega”. La visita concluyó con una degustación de dos vinos Málaga, los dos dulces, acompañada de una excelente explicación por una muchacha, quien además nos explicó que el súbito calor que había empezado ese día se debía a “El Terral” (el primo español del Meltemi turco), un viento que viene de tierra adentro (la gente dice que viene del Sahara) y es caliente y muy seco.

Domingo, salimos a nuestra primer expedición a los Montes de
Málaga. Salimos a las 9am y paramos a preguntarle a un policiía, quien nos dio direcciones y advirtió que iba a estar caliente. Del centro, son unos 6km hacia el norte, pasando por el estadio de La Rosaleda (referencia para los futboleros) y siguiendo hacia el norte hasta llegar donde se acaba la calle pavimentada y empieza el camino cuesta arriba por unos 14 km, así que nos costó un poco, especialmente al principio.


A esa hora, topamos a unos 20 ciclistas en parejas o solitos, que habían sido más listos y ya iban de regreso cuesta abajo. El camino entra al Parque Natural de los Montes de Málaga, donde no se permite ningún vehículo motor, sólo caminantes, bicis y caballos. Según explican, después de la gran deforestación hecha durante el reino de los Reyes Católicos (pero no ecológicos), se mandó reforestar lo que habían sido bosques de roble y otras especies, con pino solamente. Miguel dice que éste es un ejemplo típico de cómo el hombre modifica los ecosistemas simplificándolos.


El paisaje es tipo Parque de Prusia pero, al menos ese día, con el clima de Guanacaste en marzo. Topamos un ciclista que nos sugirió una ruta pra el regreso y resultó ser un sendero más angosto y parado (y me alegró que íbamos cuesta abajo!).

Volvimos a la ciudad y paramos en la pulpería de una china (de las pocas abiertas en domingo) y compramos una botella de cerveza que nos fuimos a tomar en una banca a la sombra de la catedral, al lado de un cuar
teto que tocaba música barroca.



Allí vi al mismo policía que nos dio direcciones en la mañana, esta vez apuntando en nuestra dirección a una pareja en bicicletas, que se vinieron donde nosotros. Resultaron ser dos polacos, tercer oficial y grumete de un carguero, que estaba en puerto y habían salida a dar una vuelta en las bicis del barco, pero no tenían herramientas para ajustar el asiento. Así que el policía, que nos había visto la pinta, los mandó donde nosotros porque de fijo tendríamos lo necesario (y lo teníamos!).

martes, 7 de julio de 2009

Segunda etapa: Semana de búsqueda

En el “políticamente incorrecto” silabario de Paco y Lola, contaban el cuento de los abejoncitos que no tenían donde vivir y hasta en una cebolla se fueron a meter y no hacía más que llorar... Nuestra primera intención fue buscar un apartamento en la zona del centro histórico. Sábado y domingo pasamos caminando y anotando rótulos de alquiler y también buscando en el internet y usando Google Maps para ver donde estaban ubicados los apartamentos anunciados.

Lunes, tuvimos nuestra primer cita con un agente de bienes raíces, Enrique, que muy amable y muy sincero nos explicó que en el centro, para nuestro presupuesto, sólo estudios o apartamentos con un dormitorio. Nos enseñó uno de dos dormitorios, bastante estrecho y quedó de buscar a ver si tenía algo más. Pronto vimos que aquí el tamaño estándar de un dormitorio es por lo menos un tercio más pequeño de lo que estamos acostumbrados y que, con todo y la crisis económica, los precios de alquiler no han bajado...

La mayoría de los apartamentos que anuncian están amueblados, lo que a menudo significa, llenos de chunches y calculamos que con los nuestros es más que demasiado, así que afinamos la búsqueda a sólo con cocina equipada.

Otra cosa que nos hizo ver Enrique es que en el centro
, la opción de parqueo es, en su mayoría el campo que se encuentre en la calle o si no, alquilar un garage puede costar unos 120 euros al mes. Y como a veces parece que por estos lados los conductores manejan “de oído” (paran cuando oyen el golpe) y no al ojo, ésa sería una preocupación con el carro.

Y sí, fuimos a ver carros. Miguel ha estado estudiando el VW Golf y nos fuimos al distribuidor a verlos. Lo divertido es que seguro no damos “la pinta” de clientes potenciales y por largo rato nos ignorarion mientras veíamos el carro en exhibición. Al final, uno nos dio pelota y creo que lo agarramos fuera de base cuando, en lugar de preguntar por potencia, velocidades y cosas así, las preguntas fueron primero sobre estándares de la UE para emisiones de CO2 y consumo de combustible.

Mientras tanto, hemos empezado a hacer uso del sistema de buses, que es muy bueno.
Lunes en la noche, nos encontramos con el mensaje de que las bicis ya habían llegado, así que martes a primera hora nos fuimos al aeropuerto a recogerlas, preparados para todo un día de papeleo y vueltas y resultó ser una vuelta de 20 minutos (diez más porque la señora de aduanas debe haber andado tomando café y hubo que esperarla).

Recibimos la caja y allí mismo la abrimos, sacamos las bicis y las metimos en sus bolsas y nos volvimos en bus al hostal. Ya en el cuartito, las armamos debidamente (Miguel les había desmontado los cambios traseros y la horquilla delantera para p
rotegerlos y reducir volumen).

Vimos varios apartamentos y para el miércoles, el único que prometía algo era uno para estrenar, anunciado como de 90 metros cuadrados pero que creemos el número “se dio vuelta” pues no tenía más de 60 metros cuadrados (o los metros malagueños son más cortitos que los ticos).

Está en Rincón de la Victoria (a unos 20 km al este de la ciudad), con buena seguridad y garage, pero ubicado en una loma frente a la autopista, así que el ruido de carros es contínuo.
Entre tanto, seguimos familiarizándonos un poco con la ciudad y sus alrededores y nos gusta mucho y más aún la gente, que hasta ahora no hemos tenido un solo gesto brusco o grosería.

El miércoles, la zona de la costa estaba cubierta por una densa capa de niebla y se oían los pitos de los barcos avisando su posición y maniobras; por dicha nunca encontramos esta situación en Quest!

Jueves, pasamos frente a otra inmobiliaria y decidimos entrar a probar. Al principio, nos dio la misma historia, pero luego nos ofreció un apartamento de 2 dormitorios, con garage, para estrenar, por un poquito más de lo que habíamos presupuestado. Está en una zona residencial nueva, al oeste de la ciudad (a unos 7 km del centro) y el bus para a unos 300 metros.

Lo fuimos a ver y nos gustó, aunque la cocina no tiene suficientes muebles y los cuartos siguen siendo pequeños, pero es tranquilo, seguro, tiene garage y hasta una bodeguita. Si nos decidimos por éste, nos tocaría hacer las vueltas para conexión de luz, gas, agua y teléfono/internet, además de poner los sockets y bombillos (así lo entregan).

Además, la cocina tiene quemadores y horno, pero no refri, ni lavadora, así que a cambio, te dan gratis el primer mes de alquiler para cubrir ese gasto.
Miguel me comentó luego de la visita que al conversar con Rafael, el agente, de pronto tuvo como una “experiencia extra-corpórea” y se podía oir hablándole y dijo “entonces entendí por qué a ratos le costaba entenderme”...

Mientras tanto, el cuartito del hostal se ha ido llenando de chunches: aparato para hervir el agua, neverita, bicis, algo de comida… Creo que la señora de la limpieza se asusta cada vez que entra.

Fotos de estos primeros días

Alvaro, después de la trabajada bajando y subiendo cajas

Ana Marcela en su cocina

Plaza de la Catedral, Málaga


Málaga


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Alvaro, after the fall and worked up cajasAna Marcela cocinaPlaza in the Cathedral, Malaga