martes, 13 de octubre de 2009

26 Setiembre, Día 5: Lorca - Navarrete

Distancia recorrida: 73km



Otro día soleado. Aparte del primer día bajando a SJPP, hemos tenido tiempo precioso, sin mucho calor.

A las siete pasadas ya empezó el movimiento. Nos alistamos, desayunamos y a eso de las nueve estábamos listos para salir. El problema es que habíamos puesto en las bicis nuestros candados y además el candado de combinación nuevo de Oscar, pero no lo podíamos abrir... Batallamos por un rato los tres y cuando ya íbamos a ver si sacando las ruedas delanteras podíamos soltar el cable, Oscar logró abrirlo.

Miguel y Oscar ajustaron un poco más los cambios de
la bici nueva y salimos a eso de las 9:30, por la carretera desierta hasta Villatuerta, donde nos metimos al camino entre viñedos. Paramos en Estella para tomar fotos de la Iglesia del Santo Sepulcro, con su relieve de Cristo bajando a los Infiernos.

Iglesia del Santo Sepulcro, Estella


Estella


Encontramos una tiendita donde el señor nos armó unos bocadillos de lomo, queso y ajo, deliciosos, que nos llevamos con nosotros para Irache (famoso por su monasterio y las Bodegas de vino), donde fue fácil encontrar la fuente del vino, por la cantidad de gente que había allí, que resultaron ser más turistas que peregrinos. Mientras nos tomábamos una jarrita de vino, una pareja nos comentó que había una visita guiada al monasterio (que está a punto de convertirse en Parador Turístico). Subimos al parquecito al lado del monasterio con otra jarrita de vino para acompañar el bocadillo y nos sentamos a comer.

Miguel llenando nuestros jarros en la fuente de vino de Irache

Entramos en el museo del vino para preguntar si nos cuidaban las bicis y al final, se nos pasó la hora de la visita, conversando con el encargado y con una señora holandesa, de unos 60 años, que llegó en su bici muy bien equipada - aunque con poco equipaje - y nos contó que viene desde Holanda, ella en bici y el marido en un camper, va adelante, encuentra un camping y cuando ella llega, le tiene todo listo. Volví a ver a Miguel, quien reaccionó de inmediato: "ni lo pensés!!".

Seguimos por carretera para subir la cuesta de Villamayor de Monjardín y luego a Los Arcos, donde entramos a la suntuosa iglesia de Santa María, justo cuando estaba repleta de gente en un matrimonio; lo divertido es que había una buena parte de los invitados que ya estaban celebrando en el bar de enfrente de la iglesia.

Oscar y la "pasajera" que se le pegó mientras subíamos a Villamayor de Monjardín

De ahí, por carretera, subimos a Torres del Río, pasando luego por la Ermita de la Virgen del Poyo y bajando a Viana. Subiendo, alcanzamos a tres jóvenes ingleses en bicicleta, que habían parado a descansar.

Entramos al camino y, poco antes de llegar a Logroño, encontramos una microbús al lado del camino, donde un inglés y una gringa ofrecían té, café, limonada y primeros auxilios para los peregrinos. Paramos un rato, nos tomamos algo y conversamos - no hablaban una palabra de español y el inglés nunca había oído de un lugar tan exótico como Costa Rica.

Entramos en La Rioja. Mmmmm.

En Logroño, resultó que estaban en el último día de las fiestas; paramos a comer un helado y ver la iglesia y para salir, seguimos el carril-bici que va por el parque de la Grajera, muy bonito, y luego ya volvimos a la carretera rumbo a Navarrete. Los inglesitos nos deben haber pasado mientras comíamos helados y los volvimos a alcanzar cuando iban empujando en media cuesta, saliendo de La Grajera. Les pasamos pedaleando, yo de última por supuesto, pero me dio risa cuando oí que uno decía al verme pasar: "how embarrasing..." (estos tres ciclistas de "segunda edad y casi media" se sintieron muy satisfechos!)

Catedral de Logroño

En Navarrete, paramos en el albergue municipal, donde apenas quedaban 4 lugares, con preferencia para caminantes, así que seguimos al albergue privado El Cántaro, donde acomodamos las bicis en un garage al lado de un tractor (y sin usar el candado de Oscar) y nos dieron un cuarto para los tres, con su propio baño, un lujazo!

Luego de una debida ducha, fuimos al super y compramos cosas para la cena y desayuno y almuerzo (siendo domingo al día siguiente). Le preguntamos a la cajera que si nos recomendaba un vino y nos dio "El Coto", aclarando que "si no os gusta, pues no os gusta el vino"... (por dicha si nos gustó!).

De vuelta al albergue, mientras yo ponía al día mis notas, Oscar se hizo cargo de preparar la cena de vegetales mixtos, canelones y cayos a la madrileña (con ayuda del microondas).

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