viernes, 16 de octubre de 2009

29 de setiembre, Día 8: Atapuerca - Boadilla del Camino

Distancia recorrida: 89.3 km


A las 6:30 ya había movimiento en nuestro cuarto y nos fuimos levantando; desayunamos con barritas de cereal y Miguel se tomó un café instantáneo negro, y mientras esperábamos a que aclarara, conversamos un poco con varios peregrinos - incluyendo una simpática pareja de Estados Unidos y un colega bicigrino canadiense, Jean, que va solo y a su paso.

Cuando íbamos a salir, a eso de las ocho, vi que la llanta trasera de mi bici estaba desinflada. Procedimos entonces a cambiar el neumático y de una vez parchar el otro, para que quedara de repuesto (digo "procedimos" , pero aunque yo sé cómo hacerlo, el maestro mecánico fue Miguel, quien a la vez iba impartiendo lección a Oscar, cuya experiencia es mayor sacando muelas o herrando caballos).

Ya "arreglaos", empezamos a pedalear; de nuevo día con neblina densa, estaba a unos 11 grados. Seguimos el camino, que empezó pronto a subir y tocó empujar un poco, más por el pedregal que hacía difícil pedalear, que por la cuesta. Pronto alcanzamos la cima y ya de ahí siguió fácil hasta las afueras de Burgos, donde seguimos el camino recomendado para ir a la orilla del río Arlanzón, que es muy agradable y seguro (de hecho, aquí hasta han separado a los ciclistas de los peatones), hasta llegar al puente donde está la estatua del Cid, y de ahí, a la vuelta, a la Catedral, donde encontramos un barcito enfrente donde desayunar; allí ya estaba Jean, el canadiense, así que nos sentamos con él. Mientras desayunábamos, vimos llegar a un par de jóvenes peregrinos, en "scooter" (para los no-costarricences, monopatín o patinete) pequeñas, de ésas que son plegables; uno de los muchos medios que vimos usar en el camino.

El Cid Campeador, Burgos

Dimos una vuelta por la catedral; ya había salido el sol pero seguía fresquito, a unos 14 grados. Queríamos comprar algunas provisiones, así que Miguel fue preguntando y nos hizo gracia, porque todos nos decían que los super y el mercado "estaban muy largo"; éste último resultó estar a tal vez un kilómetro que en bici se hace rapidito y allí compramos frutas, pan y queso.

Salimos de Burgos siguiendo la ciclovía y ya tomamos el camino, donde se fue abriendo el paisaje a campos de trigo y unas pocas colinas con pueblitos dispersos y terreno suavemente ondulado.

Miguel paró a conversar con una señora y hablaron un poc
o del paisaje y cómo estaba totalmente transformado de como debe haber sido originalmente y cómo no había ni un árbol en el horizonte, y cuando le dijimos de donde éramos, ella comentó (era la tercer persona que lo decía), que adelante iba una pareja "de Costa Rica".

Miguel y Oscar en la meseta antes de Hornillos

A la entrada a Hornillos del Camino, vimos una furgoneta llena de mochilas y un autobús (???).

Miguel se había adelantado y nos esperaba en la tienda "Area km 469" (a lo largo del camino, si uno le cree a todos los letreros que ve, la distancia a Santiago se encoge y estira por turnos...), donde nos sentamos a comer fruta y un chocolate y en eso vimos pasar a una pareja que llevaban un parche en la mochila que decía "Pura Vida" y resultaron ser los "ticos": una inglesa y un holandés, ya mayores, que viven desde hace tiempo en Santo Domingo de Heredia y ya se consideran adoptados; están haciendo el camino por segunda vez!

En el paisaje tan pelado, las rapaces usan las torres de electricidad como sustituto a los árboles ausentes. Subimos otra meseta y a medio camino, llamé a Boadilla del Camino, para reservar campo en el albergue privado. Seguimos a Hontanas, que estaba como en un hueco, muy pintoresco.

De Hontanas, seguimos por la carretera comarcal, recta, plana y casi sin tráfico, rodeada de arces (Acer sp); pasamos las ruinas del Monasterio de San Antón.

Ruinas del Monasterio de San Antón, con la carretera en medio

Ya bajamos a Castrojeriz, donde buscamos una farm
acia - para la tos de Oscar, el resfrío ya establecido de Miguel y mi dolor de garganta, vamos compartiendo en etapas...-, pero estaba cerrado, pasamos al camping y compramos unas pastillas de menta Halls mientras tanto. Allí en Castrojeríz nos sentamos a almorzar a la orilla de una pequeña fuente, acompañados de un par de gatos necios.

De Castrojeriz, el camino va por el Alto de Mostelares (aunq
ue no se veía ni uno de los árboles que le dan el nombre, Sorbus sp.) y advierten que es una cuesta "pronunciada y pedregosa", así que decidimos rodear por la carretera, pasando por un pueblito llamado "Castrillo - Matajudíos" (qué habrán hecho por ahí...). El problema es que al salir del pueblo, no vimos ni un solo letrero y ni una sola persona. Seguimos un poco y en eso vimos a unos tipos trabajando con una excavadora; Oscar se fue hasta donde estaban y su respuesta fue: "ni la más puta idea, somos de Burgos". Por dicha, pasó un carro y les hicimos señas para que pararan, y ellos nos confirmaron que íbamos bien.

Ya en Castrillo, seguimos la carretera rumbo a Fromista, que iba en "columpios" (sube y baja) y viendo varias rapaces y un par de familias de Urogal
los (Tetrao sp., un tipo de faisán) que andaban entre los campos.

Pasado el puente sobre el río Pisuerga, ya entramos a la provincia de Palencia y entramos al camino de nuevo; allí encontramos a una pareja de bicigrinos españoles, que estaban descansando; ellos empezaron hoy en Burgos y habían seguido por el A
lto de Mostelares (aunque ella dijo que si hubiera sabido que había alternativa, la habría tomado, pues fue todo empujar...).

Ya seguimos los últimos kilómetros hasta Boadilla del Camino, donde la llegada al albergue fue muy agradable: entrando por un portón, se entra a un gran jardín enzacatado, con una piscinita donde más de uno estaba descansando con los p
ies en el agua y tomándose sendas jarras de cerveza. El lugar lo llevan un simpático argentino, una señora española que es quien cocina (pero también es una excelente pintora) y su hijo, muy amable.

El albergue En el Camino, Boadilla del Camino

Amarramos las bicis a un higo y nos fuimos y a disfrutar de una cervecita bien merecida. El dormitorio es un granero convertido, con un aterro de camarotes y nos dieron los tres últimos lugares, cada uno en la parte de arriba de un camarote. Luego de ducharnos, nos fuimos a cenar, sopa de ajo, pan y vino, delicioso!

Sopa de ajo para nosotros y cayos para Oscar

Durante la noche, me desperté con ganas de ir al baño. Estaba metida en mi bolsa de dormir y el camarote (litera) no tenía ninguna barandilla ni escalera. Bueno, la cosa es que, no tengo claro qué y cómo hice, pero bajé del camarote por la via rápida... me fui con todo y la bolsa de dormir. Caí semi-acostada entre las mochilas de los franceses que estaban en las camas de abajo (creo que al caer en esa posición me protegió la colita); y saben qué? Nadie se despertó! (todo el mundo usa tapones en los oídos).

Me quedé quieta un rato, pensando "ahora sí, me pasié en el viaje" (bueno, usé expresiones un poco diferentes...), mientras iba tanteando a moverme y sintiendo; no sentí más que dolor muscular, así que me levanté, fui al baño, donde otra vez evalué qué era lo que me dolía y ya volví a trepar y acostarme. Mi pobre Angel de la Guarda trabaja horas extras!!

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