miércoles, 14 de octubre de 2009

28 setiembre, Día 7: Viloria de Rioja - Atapuerca

Distancia recorrida: 42km


El dormitorio estuvo muy silencioso y oscurito hasta las 7:30, cuando me levanté y encontré a Orietta y Acacio ya levantados, con café y desayuno listo para todos, así que me senté con ellos a conversar mientras se levantaban los otros.

Desayunamos todos juntos y conversamos y a las 9:20 nos despedimos todos con abrazos y buenos deseos. Al igual que en los últimos días, la mañana estaba nublada, prometiendo una tarde soleada.

Con Acacio y Orietta, Viloria de Rioja

Rapidito llegamos a Belorado por el camino, pasamos Tosantos y en Espinosa, ya empezó la cuestica, pero al llegar a Villafranca de Montes de Oca, ya nos tocó emp
ujar en sendo cuestón, un poquito de pedaleo y otro cuestón, mientras íbamos entre un bosque mixto (latifoliado), un poquito de pedaleo y otro cuestón.

Subiendo los Montes de Oca

Todo esto, pasando bastante peregrinos y, como siempre, deseándoles buen camino y tratando de sorprenderlos lo menos posible cuando les pedimos campo para pasar, aunque algunos realmente van sumidos en sus reflexiones y otros simpl
emente llevan sus "iPods" a todo volumen, así que se pegan tamaño susto cuando sienten la bici a la par.

En la subida, yo que iba casi al mismo paso, o más lento que los caminantes, coincidí con un joven mejicano que de aquí seguirá a Africa (Senegal, Mali, Mauritania). Paramos en un mirador a comer algo para reponer energía y ver el paisaje de los Montes de Oca.

Un descansito en el mirador

Seguimos empujando y pedaleando y en una parte, iba
al lado de una pareja francesa de caminantes, que después de un rato, el señor se me acercó y dijo "allez, allez!" y con gran energía agarró la bici de atrás y me empujó cuesta arriba como 10-15 metros!!

Ya de ahí, fue más planito y estábamos en un área de reforestación de pino, donde estaban haciendo entresaca, así que había algunos camiones cargando tucas. Finalmente, llegamos a San Juan de Ortega (según la guía tiene 26 habitantes), donde compramos dos super bocadillos que compartimos entre los tres, sentados con peregrinos daneses, franceses, alemanes, canadienses, gringos, españoles y australianos.

Luego seguía Atapuerca, donde habíamos planeado hacer una parada para visitar el sitio arqueológico y luego seguir a Burgos, pero llegamos antitos de las 2pm, cuando ya cerraban el parque arqueológico y de por sí, nos explicaron, lo más interesante era visitar el yacimiento arqueológico, que se hacía a las 5:30 de la tarde. Lo pensamos y sometimos a votación y con un resultado de 3 a 0, decidimos quedarnos en Atapuerca para poder hacer la visita y darle un toque más de ciencia al viaje (aparte de estar observando los diferentes paisajes y si existe conectividad entre los parches de bosques y estar identificando árboles, hemos estado observando varias aves rapaces, pero sin binóculos, ni libro, y casi estrellándome por ir siguiendo la trayectoria un halcón peregrino, no hemos identificado mucho...).

Con Oscar, afuera del Parque Arquelógico de Atapuerca

Buscamos el Albergue privado El Peregrino, que tiene un jardín muy bonito, con lugar para las bicis. Está construido de forma modular y cada habitación (incluyendo baños) es relativamente angosta. A nosotros nos acomodaron en una habitación con cuatro camarotes, que compartimos con un señor francés y dos señoras al
emanas. Nos duchamos, lavamos ropa y descansamos; Oscar fue a ver la iglesia local y las 5:30 salíamos en un autobús con el grupo para la visita guiada al Yacimiento Arqueologico de Atapuerca.

Allí, la guía nos mostró donde han estado haciendo excavaciones desde la década de los setenta y han hallado restos de varias especies de Homo (antecesor, heidelbergis, neanderthal y sapiens). La muchacha se soltó en un monólogo repleto de información que perdió a mucha gente, pero a nosotros nos encantó, pues hemos estado leyendo mucho y hemos visto varios sobre este tema últimamente.

Nuestra guía, comparándonos con un pariente

A la vuelta, estábamos muertos de hambre; en el pueblito, la única tienda estaba cerrada por vacaciones, así que los dos restaurantes habían aprovechado y subido un euro al precio de sus "menú de peregrino"
(la oferta y la demanda...), ni modo. Así que nos fuimos a El Palomar y allí un joven mesero nos divirtió con su recitación de las opciones de cada plato, dadas en español y en "su inglés" a dos muchachas coreanas (a quienes ayudamos a entender entre varios). Nos dieron unas papas con chorizo deliciosas, un salmón al que habían asesinado en aceite (una lástima), pan, postre y hasta un pacharán (licor de anís con endrinas). También conversamos un poco con otra pareja peregrina de un español y su esposa filipina, que esta vez llegaban hasta Burgos.

Durante la noche, se hizo evidente el problema de tener una habitación pequeña y estrecha: el francés resultó ser como una motosierra para roncar (de ésos que hasta cambian la tonada, o de pronto paran y crees que ya se ahogaron...), y además no había mucha circulación de aire. No creo que ninguno de los tres haya dormido muy bien, aparte de que a Oscar se le había alborotado el resfrío y el pobre estaba con bastante tos. Todos sacamos nuestros tapones para los oídos e hicimos buen uso de ellos.

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