martes, 7 de julio de 2009

Segunda etapa: Semana de búsqueda

En el “políticamente incorrecto” silabario de Paco y Lola, contaban el cuento de los abejoncitos que no tenían donde vivir y hasta en una cebolla se fueron a meter y no hacía más que llorar... Nuestra primera intención fue buscar un apartamento en la zona del centro histórico. Sábado y domingo pasamos caminando y anotando rótulos de alquiler y también buscando en el internet y usando Google Maps para ver donde estaban ubicados los apartamentos anunciados.

Lunes, tuvimos nuestra primer cita con un agente de bienes raíces, Enrique, que muy amable y muy sincero nos explicó que en el centro, para nuestro presupuesto, sólo estudios o apartamentos con un dormitorio. Nos enseñó uno de dos dormitorios, bastante estrecho y quedó de buscar a ver si tenía algo más. Pronto vimos que aquí el tamaño estándar de un dormitorio es por lo menos un tercio más pequeño de lo que estamos acostumbrados y que, con todo y la crisis económica, los precios de alquiler no han bajado...

La mayoría de los apartamentos que anuncian están amueblados, lo que a menudo significa, llenos de chunches y calculamos que con los nuestros es más que demasiado, así que afinamos la búsqueda a sólo con cocina equipada.

Otra cosa que nos hizo ver Enrique es que en el centro
, la opción de parqueo es, en su mayoría el campo que se encuentre en la calle o si no, alquilar un garage puede costar unos 120 euros al mes. Y como a veces parece que por estos lados los conductores manejan “de oído” (paran cuando oyen el golpe) y no al ojo, ésa sería una preocupación con el carro.

Y sí, fuimos a ver carros. Miguel ha estado estudiando el VW Golf y nos fuimos al distribuidor a verlos. Lo divertido es que seguro no damos “la pinta” de clientes potenciales y por largo rato nos ignorarion mientras veíamos el carro en exhibición. Al final, uno nos dio pelota y creo que lo agarramos fuera de base cuando, en lugar de preguntar por potencia, velocidades y cosas así, las preguntas fueron primero sobre estándares de la UE para emisiones de CO2 y consumo de combustible.

Mientras tanto, hemos empezado a hacer uso del sistema de buses, que es muy bueno.
Lunes en la noche, nos encontramos con el mensaje de que las bicis ya habían llegado, así que martes a primera hora nos fuimos al aeropuerto a recogerlas, preparados para todo un día de papeleo y vueltas y resultó ser una vuelta de 20 minutos (diez más porque la señora de aduanas debe haber andado tomando café y hubo que esperarla).

Recibimos la caja y allí mismo la abrimos, sacamos las bicis y las metimos en sus bolsas y nos volvimos en bus al hostal. Ya en el cuartito, las armamos debidamente (Miguel les había desmontado los cambios traseros y la horquilla delantera para p
rotegerlos y reducir volumen).

Vimos varios apartamentos y para el miércoles, el único que prometía algo era uno para estrenar, anunciado como de 90 metros cuadrados pero que creemos el número “se dio vuelta” pues no tenía más de 60 metros cuadrados (o los metros malagueños son más cortitos que los ticos).

Está en Rincón de la Victoria (a unos 20 km al este de la ciudad), con buena seguridad y garage, pero ubicado en una loma frente a la autopista, así que el ruido de carros es contínuo.
Entre tanto, seguimos familiarizándonos un poco con la ciudad y sus alrededores y nos gusta mucho y más aún la gente, que hasta ahora no hemos tenido un solo gesto brusco o grosería.

El miércoles, la zona de la costa estaba cubierta por una densa capa de niebla y se oían los pitos de los barcos avisando su posición y maniobras; por dicha nunca encontramos esta situación en Quest!

Jueves, pasamos frente a otra inmobiliaria y decidimos entrar a probar. Al principio, nos dio la misma historia, pero luego nos ofreció un apartamento de 2 dormitorios, con garage, para estrenar, por un poquito más de lo que habíamos presupuestado. Está en una zona residencial nueva, al oeste de la ciudad (a unos 7 km del centro) y el bus para a unos 300 metros.

Lo fuimos a ver y nos gustó, aunque la cocina no tiene suficientes muebles y los cuartos siguen siendo pequeños, pero es tranquilo, seguro, tiene garage y hasta una bodeguita. Si nos decidimos por éste, nos tocaría hacer las vueltas para conexión de luz, gas, agua y teléfono/internet, además de poner los sockets y bombillos (así lo entregan).

Además, la cocina tiene quemadores y horno, pero no refri, ni lavadora, así que a cambio, te dan gratis el primer mes de alquiler para cubrir ese gasto.
Miguel me comentó luego de la visita que al conversar con Rafael, el agente, de pronto tuvo como una “experiencia extra-corpórea” y se podía oir hablándole y dijo “entonces entendí por qué a ratos le costaba entenderme”...

Mientras tanto, el cuartito del hostal se ha ido llenando de chunches: aparato para hervir el agua, neverita, bicis, algo de comida… Creo que la señora de la limpieza se asusta cada vez que entra.

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